3.8.06

Lluvia en las vías del destino

Sonaron las campanas
y la gente salió a la calle.
El viento se llevó la verdad
y no piensa devolverla.

Volaron las palabras
la noche del triunfo;
pero no todo había sido
tan fácil como decían.

Acaba de marchar el tren
que lleva mis penas al olvido,
su humeante rastro
se aleja camino del valle.

Ahora espero en la cama,
soñando con poder dormir.
Ahora espero en la cama,
durmiendo sin poder soñar.

Pero no todo había sido
tan fácil como decían,
hubo gente que hasta
olvidó su propio nombre.

Pero no todo había sido
tan fácil como decían,
yo mismo olvidé quién era
y mi tren había partido ya.

He de recordar las palabras
que nunca he dicho
y, ni siquiera, llegué a pensar
pero que nunca me han abandonado.

Son las nueve,
la gente duerme.
El triunfo llegó al final
pero se ha perdido un alma.

El tren se ha ido
con la verdad escondida,
serpenteando sin cesar
en su camino hacia el mañana.

4 Comments:

Blogger Noa- said...

El viaje a nuestro interior, el tren de nuestra vida.

Me gustan tus letras.

Saludos

3.8.06  
Anonymous Anónimo said...

El tren se marcho, dejandome en un anden de mala muerte presa de un destino incierto...

Me alegra volver a leerte, un abrazo.

8.8.06  
Blogger alma insomne said...

Qué vaivén de trenes con almas pueblan las estaciones de la vida. Siempre he pensado que cuando se escapa un alma, nace otra con más fuerza capaz de hacerte recordar palabras que nunca dijiste y de devolverte los sueños al dormir.

Besos!

18.9.06  
Anonymous Anónimo said...

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15.2.07  

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